Una mujer y una serpiente se encuentran y dialogan sobre el deseo, en medio de estas conversaciones se desarrolla una relación de apego tal como la que ocurre entre dos amantes que intercambian lenguaje y presencia. A partir de estos personajes, Juana Adcock hila los sentidos del querer como se teje un vestido: a veces es una fuerza creativa, otras es un impulso por desconectar el intelecto del cuerpo para vestirnos de nuevas palabras y colores. En los poemas de Split hay una búsqueda por hilar la colectividad, el cariño de la lengua por construir un vocabulario a través de ese querer querer querer / ser algo. El deseo es una estructura que podemos desarmar y reorganizar, o bien, cortar los hilos y huir, pero sigue anclado al cuerpo que googlea en impulsos de ansiedad maneras de evadirse o, por el contrario, de casarse consigo misma.
Iveth Luna Flores